02/03/2011 09:13:59 - Xalapa, Ver. por Mario Javier Sánchez de la Torre
Declaración que por su candidez o por la falta de conocimiento de la realidad económica en que vivimos más del noventa por ciento de los mexicanos, de inmediato tuvo que ser retomada y señalada, más no analizada -no hay mucho que analizarle- por los medios de comunicación.
Señalamiento que tuvo que hacerse, ya que debido a que fue realizada por el personaje que maneja el dinero de la nación, era para preocuparse. Pues al escucharla la sociedad mexicana, no sabíamos si se trataba de un ejercicio presupuestario para demostrar cómo se debe repartir el gasto familiar, de los que se ponen a los alumnos de las facultades de Comercio y Administración o realmente es la percepción que tiene el titular de la Secre-taría de Hacienda y Crédito Público, con relación a la economía de las empobrecidas familias de este país.
Lamentablemente algunos días después el delegado de la Secretaría de Economía en esta entidad, Luis Antonio Luna, no sabemos si siguiendo la línea del titular de la Secretaría de Hacienda Federal o contagiado por la brillante e inteligente declaración, manifestó que la llamada cuesta de enero era un mito.
Las dos declaraciones se refieren a uno de los temas que a cualquier ciudadano del mundo cuando se le toca el aspecto de su economía familiar, además de preocuparlo, lo enoja. Pero a los que habitamos en este país, no solamente nos preocupa y enoja, también nos encabrona el que servidores públicos de estos niveles del Gobierno Federal, estén tan desubicados en temas que son vitales para la supervivencia.
Situación que por desgracia debemos entender nosotros, los ciudadanos. Siendo que en realidad quienes tienen la obligación de entendernos y servirnos a nosotros, son ellos, pues para eso les paganos y bastante bien. Y cuando me refiero a que somos nosotros los que debemos entenderlos, es porque los sueldos que reciben, más no todos se los ganan, son de tal magnitud que están totalmente fuera de la realidad de este empobrecido país.
Haciendo cálculos partiendo de una base salarial de hace aproximadamente diez años, un delegado federal tenía un sueldo base aproximadamente de 40 mil pesos. A lo que hay que sumarle la compensación, el bono mensual o bimestral que en aquel entonces existía (no sanemos sí continúan) y los fabulosos viáticos y gastos de representación. Los que en algunos casos no debían comprobarse. Vehículo con chofer, gasolina y cualquier compostura a cargo de la delegación. En otras palabras, no pagaba ni el urbano o taxi de su casa a su centro de trabajo. Ahora si esto es lo que ganaba y disfrutaba un pobre Delegado Federal, imagínese estimado lector lo que le corresponde a un Secretario de Estado del Gobierno Federal. Creo que es aquí, en este tipo de percepciones y privilegios, en donde estos sacrificados empleados del Gobierno Federal, pierden la noción de la realidad sobre la economía de las familias mexicanas y es también el motivo de tan estúpidas declaraciones. Se me olvidaba, en la actualidad también tienen varios celulares y nextel a su disposición y en algunos casos de sus familiares. Hasta el viernes. opinionmarioj@live.com.mx