10/06/2011 08:29:41 - Xalapa, Ver. por Mario Javier Sánchez de la Torre
Este caso además de ser lamentable y vergonzoso, presenta también una serie de irregularidades que aunque no tienen en forma directa nada que ver con la función principal del IEV, que es la cuestión electoral, sí muestran la capacidad ética y moral de quienes trabajan ahí, tomando en cuenta desde la Presidencia del Consejo General, hasta el trabajador de más bajo nivel dentro del organigrama.
Así tenemos que desde que se descubrió el asunto - desde el año pasado- en forma totalmente evidente la directiva de la institución electoral siempre trato de proteger a los culpables y de manera sorprendente de castigar a una de las agraviadas. Como ejemplo de lo citado tenemos el tiempo que se llevó que el caso fuera nuevamente motivo de ocupación de parte de las máximas autoridades del IEV, lo que sucedió debido al mandato judicial que recibieron.
Mientras tanto el tiempo transcurrió, siéndole a las autoridades de este organismo electoral una distractor de gran valor el proceso electoral extraordinario de los municipios de José Azueta y Coxquihui, pues mientras se atendían éstos, quedaban en el olvido los intentos de grabaciones porno de los cineastas del IEV. Pero todo lo que inicia, tiene su fin y el proceso se llevó a cabo y culminó, para desgracia de algunos de los directivos del IEV.
Y es así, durante esta etapa de la investigación que sale a la luz pública la lamentable actuación que tuvieron durante ésta, la Presidencia del Consejo General y la Contraloría Interna. Actuaciones que ante hechos evidentes los minimizaron y trataron de ocultar, lo que queda demostrado por el tiempo que el asunto estuvo congelado.
Como es del conocimiento público, el hecho es de tipo sexual y nada tiene que ver con la función primordial del IEV, como ya lo señalamos en líneas anteriores. Pero lo que sí causa preocupación es la calidad ética y moral de los servidores públicos del organismo electoral que participaron en la acción, ya sea como actores principales o como protectores de éstos. Pues un organismo electoral “ciudadano” que no demuestran sus integrantes los mínimos principios éticos en su desempeño, no pueden estar trabajando ahí y menos dirigiendo una institución que tiene como uno de sus principios principales el inspirar confianza a los ciudadanos.
Lamentablemente para el IEV, desde el pasado proceso electoral su actuación dejó mucho que desear, por las omisiones y desaseo que realizó, y ahora a partir del el hecho señalado, éste viene a ser como la gota que derrama el vaso, pues aunque, como ya lo señalamos no tiene nada que ver con lo electoral, si pone en evidencia la calidad ética y moral de algunos de sus principales directivos, los que si tienen un poco de vergüenza, antes de ser exhibidos más, deberían de renunciar. Hasta el lunes. opinionmarioj@live.com.mx