Dir. Alberto Morales
 
portada fotografia caricatura noticias columnas revista medios videoteca
Ve y dilo en la montaña
Leo en Tiempo de morir -el estrujante testimonio sobre el motín de la cárcel de Attica en 1971- el pasaje del agitado encuentro de Tom Wicker con James Baldwin. Wicker, reportero, rubio y waspiano, grita a Baldwin, escritor negro y revolucionario, que gustoso daría su piel blanca a cambio del talento literario de su amigo.
09/07/2014 22:39:40 - Xalapa, Ver. por Miguel Ángel Sánchez de Armas
Wicker era un reconocido periodista, jefe de la corresponsalía en


Washington del New York Times. Frecuentaba los círculos intelectuales, políticos



y económicos de la capital del imperio. Sus columnas eran lectura obligada entre



la clase dominante, en donde nadie olvidaba que durante cuatro horas el viernes



22 de noviembre de 1963, sus despachos fueron las únicas noticias del atentado



a Kennedy en Dallas. Vivía en una gran casa, sus hijos asistían a los mejores



colegios... pero se sentía fracasado: sus aspiraciones literarias quedaron en seis



novelas que no cambiaron el mundo; tenía sobrepeso y vivía un divorcio. En la



tarde del 10 de septiembre de 1971, después del almuerzo en un exclusivo club



privado, recibió la noticia de que los presos amotinados en Attica lo querían como



testigo de las negociaciones con las autoridades; y de esa experiencia nació



Tiempo de morir, quizá el motivo de la discusión con Baldwin.



James Arthur Baldwin nació en el barrio negro neoyorquino de Harlem en



1924, en plena depresión. Hijo de un predicador fanático y autoritario, y de una



mujer cuya ocupación principal era echar hijos al mundo, Baldwin se convirtió en



la voz literaria de los negros norteamericanos principalmente durante las luchas



civiles de la década de los sesenta. Su amor por los libros era tan grande como



el odio a su padre. En Apuntes de un hijo de la tierra, uno de sus más conocidos



ensayos, nos presenta desde el primer párrafo una brutal introducción a su vida:



Juego de ojos



"El 29 de julio de 1943 mi padre murió. El mismo día, unas horas después,



nació el último de sus hijos.



"Durante el mes anterior, mientras esperábamos el desenlace de estos



acontecimientos, había tenido lugar en Detroit una de las más sangrientas



revueltas raciales del siglo. Unas cuantas horas después de la ceremonia fúnebre



de mi padre, cuando su cuerpo aguardaba en la capilla, un motín racial se desató



en Harlem [...]



"El día del funeral de mi padre cumplí 19 años. Lo llevamos al cementerio



entre despojos de injusticia, anarquía, descontento y odio. Me parecía que Dios



mismo había orquestado, para conmemorar el fin de la vida de mi padre, la más



sostenida y brutalmente disonante de las obras. Y me parecía también que la



violencia que nos rodeaba mientras mi padre se iba de este mundo había sido



concebida como un correctivo para la arrogancia de su hijo mayor [...]



"Había decidido rebelarme en su contra por las condiciones de su vida y por



las condiciones de nuestra vida, pero cuando llegó su fin comencé a interrogarme



sobre esa vida y también, de una manera no antes conocida, me hice aprehensivo



acerca de la mía".



Resulta por lo menos asombroso, después de esta descarnada confesión,



saber que Baldwin siguió los pasos del muerto y que adolescente aún fue



consagrado como ministro y predicador en la iglesia Fireside de Harlem, barrio



que habría de convertirse en el centro literario e intelectual de la comunidad negra



norteamericana y escenario de violentas manifestaciones durante el movimiento



pro derechos civiles del siglo pasado. Quizá una explicación sea que aquél era



en realidad su padrastro pues James fue hijo ilegítimo. Otra, que las misteriosas



tensiones en la relación padre-hijo se manifiestan en conductas de complejidad



insondable. Sea como fuere, en el púlpito Baldwin se tropezó con la que sería



su verdadera vocación, la literatura, aunque ese encuentro no sería evidente de



inmediato y pasaría a formar parte del arcano bagaje con el que se ensambla el



espíritu de los seres humanos.



En uno de sus numerosos ensayos, casi todos salpicados con pasajes



de su propia biografía, asentó que sus tres años en el púlpito lo convirtieron en



Juego de ojos



escritor porque vivió expuesto a la gran desesperación y simultánea gran belleza



de la grey a su cargo. Creo que a Baldwin le sucedió lo que al novelista indio R. K.



Narayan, quien se alejaba de las ventanas pues desde ellas son visibles millones



de historias. Y viéndolo bien, ¿no es lo que pasa a los periodistas, escritores y



otros creadores que andan por la vida con los ojos abiertos? En rigor, no hay que



ir muy lejos para obtener material.



Baldwin dejó los hábitos y transitó por una serie de empleos manuales



antes de establecerse en el barrio bohemio neoyorquino de Greenwich Village



y comenzar su vida de escritor. Ahí sobrevivió publicando reseñas de libros en



el diario The New York Times e hizo amistad con el autor Richard Wright, quien



habría de ayudarlo a conseguir una beca con la cual en 1948 viajó a Francia y a



Una vez más vemos cómo, de manera que me resisto a creer sea



accidental, una carrera literaria se entrelaza con el periodismo. Durante su



estancia en el Village (crisol de espíritus creativos de todas las nacionalidades



y razas) Baldwin, no siendo precisamente un reportero, sí fue un periodista



especializado que se ganaba la vida escribiendo para los diarios reseñas de los



libros que devoraba día y noche.



En 1953 publicó su primera novela, Ve y dilo en la montaña, obra en la que



resalta el fuerte acento adquirido en sus años de predicador y que de acuerdo



a los críticos, le consagró como el más sobresaliente comentarista negro sobre



la condición de los de su raza en los Estados Unidos. La siguiente, El cuarto de



Giovanni (1956), es una historia de amor homosexual; Apuntes de un hijo de la



tierra (1955) y Nadie sabe mi nombre (1961) son libros de ensayos y memorias



de su juventud. Baldwin es autor además de Otro país (1962), La próxima vez el



fuego (1963), Blues para míster Charlie (1964), Dime cuánto hace que se fue el



tren (1968), Sin nombre en la calle (1972) y los ensayos agrupados en El precio de



la entrada (1985), entre otros títulos.



El tratamiento de temas a partir de su abierta preferencia homosexual



hizo a Baldwin blanco de acerbas críticas desde los mismos círculos que se



beneficiaron con su aporte intelectual y militancia por los derechos de la minoría



Juego de ojos



de color. Eldrige Cleaver, uno de los notorios "Panteras Negras", lo acusó de



exhibir en su obra un "doloroso y total odio hacia los negros".



"Supongo", respondió el autor, "que todo escritor siente que el mundo en el



que nació es nada menos que una conspiración contra el cultivo de su talento".



El próximo mes de agosto, 90 aniversario del natalicio de Baldwin,



se cumplen también 51 de aquella jornada histórica en que millones de



norteamericanos escucharon en Washington a Martin Luther King pronunciar la



portentosa oración que bajo el título "Tengo un sueño", habría de convertirse en el



programa de la lucha contra la discriminación racial en Estados Unidos y el resto



del mundo.



Dos existencias destinadas a cruzarse. Mi lado racional puede descartarlo,



pero el mágico dice que en lo humano no hay nada accidental, y como Edmundo



Valadés, sostengo que hay vidas y obras que están destinadas a complementarse.



Llámese como sea, hay entre Baldwin y King coincidencias por lo menos notables,



cuando no estremecedoras. Negros, hijos de predicadores y ellos mismos



ministros del púlpito, seres de gran potencia intelectual, inconformes, creativos y



atormentados por la obsesión de un cambio posible y de una vida mejor.



"Tengo un sueño -exclamó King ante miles de compatriotas reunidos en



Washington el 22 de agosto de 1963- de que mis cuatro pequeños hijos un día



habitarán un país en el que no se les juzgue por el color de su piel, sino por la



entereza de su carácter".



Baldwin, por su parte, escribiría en un recuerdo sobre su niñez en Harlem:



"Sabía que era negro, desde luego, pero también sabía que era inteligente.



Ignoraba cómo utilizaría mi inteligencia, incluso si podría aplicarla, pero eso era lo



único que poseía".



No lo sé de cierto, pero es casi seguro que Baldwin estuviera entre la



multitud frente al monumento a Lincoln aquel jueves de verano, pues desde



principios de los sesenta había regresado de su autoexilio para incorporarse



a la lucha al lado de King, sin dejar de buscarse a sí mismo. Otra faceta de



este creador: su compromiso con la democracia y contra la opresión. Producto



de muchas minorías (negro, pobre, homosexual, periodista y escritor) en un



Juego de ojos



momento de su exilio decidió que además de su participación intelectual debía



ensuciarse las manos como militante. Así, retornó a Estados Unidos y viajó



extensamente por las regiones de mayor discriminación racial. Producto de ese



tiempo fueron Apuntes de un hijo de la tierra y La próxima vez el fuego.



Aparentemente esa época de su vida también fue amarga y llegó a la



conclusión de que las cosas cambiarían sólo por la vía de la violencia. Después



del asesinato de sus amigos Martin Luther King y Malcolm X, regresó al extranjero



en donde no sólo pudo cultivar una mejor perspectiva de su existencia, sino que



encontró una solitaria libertad para su oficio de escritor. "Una vez inmerso en otra



civilización -escribió- te obligas a examinar la propia." James Baldwin, como King



y millones de negros norteamericanos, fue producto de ese encuentro forzado y



doloroso que conocemos como esclavitud.



Al terminar de redactar estas líneas, por una extraña asociación de ideas



recuerdo la novela de Harper Lee, Para matar un ruiseñor, y me pregunto si,



guardadas las distancias y circunstancias, James Baldwin podría ser considerado



el Atticus Finch de los derechos civiles negros...



Tuit: @sanchezdearmas



Blog: www.sanchezdearmas.mx



Si desea recibir Juego de ojos en su correo, envíe un mensaje a: juegodeojos@gmail.com


Otras Entradas

Otras Entradas

El Candil de Centroamérica

v Los "logros" de la gira del presidente López Obrador v Repartir dinero a el Salvador, Belice, Guatemala y Cuba v Exportar Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro

La nueva Reforma Educativa

Nuevamente tendrá que ser aprobada en la Cámara de Diputados Podrían modificar para que la CNTE vuelva a tener el control de plazas En los artículos transitorios está el fondo de los cambios

La segunda gira de AMLO a Veracruz

En dos meses del gobierno federal ya van dos visitas presidenciales A ninguna otra entidad del país ha viajado tanto para anunciar apoyos La mano que le quiere zarandear la cuna a Cuitláhuac García

Al OPLE se le hizo engrudo el conteo

A la serie de graves errores cometidos por el OPLE en el proceso de elección de gobernador y diputados locales, posiblemente el más grave, sea el de conteo de votos PREP, que como casi todas las acciones realizadas tuvo un costo millonario y que presenta irregularidades en el llamado cómputo final, lo que ha llevado a los partidos políticos a la impugnación del proceso electoral.

Juego de ojos

Masacre

El embajador

Hace algunos años conocí a Miguel Basáñez en una reunión.

El Viejo, el niño y la mar

Desde siempre el mar ha sido motivo de admiración no solo para los niños, sino también para los adultos, ha sido inspiración para artistas, poetas, compositores, pintores que encuentran en las olas del mar un motivo de inspiración.

Donald who?

A la denominación de origen JdO he agregado un "La semana". Esto se debe a que después de más de 20 años de escribir monotemáticamente ha llegado el momento de una remozada.

Memoria de "Los heraldos negros"

El traje que vestí mañana no lo ha lavado mi lavandera: lo lavaba en sus venas otilinas, en el chorro de su corazón, y hoy no he de preguntarme si yo dejaba el traje turbio de injusticia.

En defensa de la palabra

Hace 36 años, el entonces gobernador-cacique de Guerrero, Rubén Figueroa, lanzó amenazas contra Manuel Buendía nada menos que en la sede del Poder Ejecutivo después de una audiencia con el presidente José López Portillo.

Marzo, mes de la expropiación

Política exterior y política interior.

Marzo, mes de la expropiación

La guerra de la prensa.

Marzo, mes de la expropiación

Propaganda e ideología

Los corridos del petróleo

Esta serie de cuatro artículos apareció originalmente en el semanario Punto y aparte que dirige en Xalapa el gran periodista Froylán Flores Cancela. Los reproduzco para la reflexión en ocasión del 77 aniversario de la expropiación, en momentos en que la discusión sobre el petróleo se ha encendido de nuevo.

Otra imagen del General

Este miércoles 18 se cumplen 77 años de la expropiación petrolera, después de la Revolución la gesta más importante en la conformación del país que hoy llamamos México.