No hay lugar a dudas de que el encuentro efectuado el pasado lunes 5 del mes en curso en el Alcazar de Chapultepec, entre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Gobierno de la República, independientemente de los resultados que se obtengan, solamente puede calificarse de histórico y positivo.

07/09/2011 07:40:38 - Xalapa, Ver. por Mario Javier Sánchez de la Torre

    Pues el documento que llevó y presentó el rector de la Máxima casa de Estudios de México, el doctor José Narro Robles, titulado “Elementos para la construcción de una política de Estado para la seguridad y la justicia en democracia”, como propuesta, avalado por expertos de la UNAM, es definitivamente un esfuerzo de parte de la clase pensante de este país, para poder llegar a obtener una solución definitiva al máximo problema que enfrentamos en esta nación que es el inevitable combate a la delincuencia organizada.

    Por razones obvias la solución no se podrá obtener con la rapidez que lo desea el Rector de la UNAM, pues el problema además de ser de dimensiones no solamente nacionales, sino también internacionales, tiene una gran complejidad, dentro de las cuales podemos enunciar como principal, el de la corrupción que existe en un gran sector de la sociedad mexicana y de los tres niveles de gobierno del país.

    Situación lamentable que bien podría quedar muy bien expresada en aquella famosa frase del expresidente José López Portillo. “la corrupción somos todos”. Pero independientemente de lo que se logró en este encuentro, algo que es totalmente cierto y se debe tomar con toda seriedad, es lo expresado por el Presidente de México ahí, en el sentido de que está convencido que para el Estado no es opcional el combatir al crimen, sino que debe de consolidarse una verdadera política en seguridad, que trascienda gobiernos, las fronteras de los partidos políticos y de las ideologías. Palabras con las que de alguna manera retoma lo expresado en otras ocasiones por la máxima autoridad de la UNAM.

    Pero palabras también que la población mexicana no debe olvidar y debe de tomar muy en cuenta para el próximo proceso electoral, pues éstas encierran la parte más delicada que deberá enfrentar aquel “afortunado” que llegue a gobernar el país para el próximo sexenio. Por lo que desde que los aspirantes al cargo estén en sus campañas, el discurso que tengan deberá forzosamente referirse al aspecto de la seguridad pública nacional. Tema que deberán no solamente abordar los interesados, sino también saberlo abordar, lo que no quiere decir que tengan que manejarlo como una promesa más de campaña, de lo cual la ciudadanía ya está harta, sino que cuando traten el delicado asunto, se comprometan, en forma legal a no abandonarlo y sí enfrentarlo, lo que puede darse si el compromiso es sellado ante no solamente notario público, que se ha puesto de moda desde las pasadas elecciones, sino también ante organismos no gubernamentales ciudadanos, que estén constituidos legalmente, para que su compromiso sea con la ciudadanía y esta le pueda reclamar cuando no haga lo que prometió.

    Posiblemente estimado lector piense que esta forma de presionar a los políticos en funciones no tenga la fuerza suficiente para obligarlos a cumplir con lo prometido, pero por el momento no conozco otra, que puede ser tan efectiva como ésta. Que consiste en analizar los discursos de los candidatos y votar o no por aquellos, que mientras no logremos incluir la revocación del mandato en nuestras legislaciones, sus compromisos no estén en el sentido que la sociedad requiere. Hasta el viernes.  opinionmarioj@live.com.mx