28/06/2012 07:37:20 - Xalapa, Ver. por Salvador Muñoz
Aparece
un personaje enmedio de un tumulto de gente. Todos lo quieren abrazar, agarrar,
saludar, tomarse una foto con él... expresarle su afecto. Se deja querer; su
boca esboza la mejor sonrisa; sus palabras son emotivas, cálidas, fuertes,
contundentes, dependiendo del clímax del discurso. Cuando puede, aparece con su
familia, con sus hijos... es el padre perfecto o la madre ideal... mejor aún: es
la solución a todos los males de esa gente que lo rodea y a la que se
dirige...
Segundo
Acto
Toda
esa gente que creyó en él (o en ella), le dio su confianza, su voto, su fe, su
esperanza... sinceramente no entendieron nada de lo que les dijo y de lo que les
prometió... economía, desarrollo, progreso, bienestar, seguridad, educación,
salud y empleo son palabras que han escuchado en otros personajes que un día se
aparecieron en sus calles, en sus colonias y que hayan o no ganado, jamás
volvieron por sus casas... pero no importa, ellos creyeron y votaron por él (o
ella), aunque esa seguridad, ese empleo, esa educación, el progreso o
desarrollo, lo sigan esperando...
Tercer
acto
Del
acercamiento a la distancia. Después de que el personaje obtuviera la mayoría de
votos, ocurre un fenómeno muy raro. Su oficina se vuelve un fuerte, una
fortaleza, un bunker casi impenetrable... sí, porque esos hombres curtidos por
el sudor de su trabajo, de manos callosas y mirada franca, ya no pueden
acercarse a él... ni esas mujeres que dejaron la casa y a los niños encargados
con la abuela para seguirlo, pueden verlo... o los esperanzados por el progreso,
desarrollo y empleo que nunca llegó a su casa como lo habían prometido, y ahora
tratan de encontrarlo en una oficina donde no tienen acceso...
Pero
decíamos que el bunker del personaje es “casi” impenetrable... sólo las castas
privilegiadas pueden hablar con él... dueños de grandes medios, reconocidos
periodistas, destacados columnistas; también pueden acercarse los empresarios,
poderosos comerciantes así como sus iguales, personajes que como él, pasaron por
el Primer Acto...
Cuarto
acto
No
importa por quién vaya a votar, el personaje que quede, en cualquiera de sus
estancias, niveles o cargos, no deja de ser su representante y de cierto modo,
su empleado y por cierto, muy bien pagado. Si lo requiere, búsquelo y exija su
atención así como el cumplimiento de lo prometido porque aunque usted no haya
votado por él, el Personaje tiene la obligación de atender a todos por
igual...
No dé
las gracias por la obra, por la calle, por la carretera, por el hospital, por la
escuela, por los servicios que recibe... si usted paga impuestos por predial,
por tenencia vehicular (aunque le hayan prometido que la quitarían totalmente)
hasta por la compra de su papel de baño y sufra cada mes de gasolinazos, merece
todos esos servicios y más... recuerde: El gobierno no le regala nada, ni
computadoras, ni despensas, ni gorras, ni camisas, ni mil pesos... sólo
retribuye lo que con los recursos naturales y sus impuestos, genera el
país.
Quinto
acto
No
importa quién gane, lo que realmente importa es que usted, ciudadano, asuma su
papel como gobernante y no como pelele de los intereses de nuestros
políticos.
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