La iniciativa de reforma laboral presentado por el presidente Felipe Calderón al Congreso de la Unión para su análisis, discusión y aprobación, contrasta enormemente en su exposición de motivos y articulado con la realidad que permea a las clases empresarial y trabajadora en México.

23/09/2012 18:18:05 - Xalapa, Ver. por Helí Herrera Hernández

La primera enriquecida brutalmente desde que el modelo económico neoliberal se implanto en nuestro país, y la segunda hundida en una pobreza salarial y por ende alimentaria.

La concentración de la riqueza en unas cuantas manos ha expandido el número de pobres y miserables en la república mexicana con la complacencia de los gobiernos del PAN y del PRI, que no contentos con ello se aprestan asestar el golpe mortal a todos aquellos que se ven obligados a rentar su fuerza de trabajo a precios irrisorios cada semana, cada mes, cada año, al través de ""la iniciativa preferente"" que don Felipe se apresuro a enviar al Congreso federal, para de manera >Fast track< aprobarla, dado que ahora cuenta con el apoyo del presidente electo Enrique Peña Nieto.

Así, en otra más de las incongruencias del Partido Revolucionario Institucional que antes se opusieron con sus diputados a la misma, hoy se aprestan aprobarla con algunas modificaciones (principalmente aquella que exige la rendición de cuentas de los líderes sindicales de las cuotas que manejan de sus agremiados a su libre albedrío), en un acto que expone la subordinación del Estado a los intereses empresariales, abdicando del papel regulador del mercado laboral y como garante de los derechos humanos que le dio la Constitución.

Nadie duda de la necesidad de actualizar La Ley Federal del Trabajo para armonizarla con la globalización del mercado; la incorporación de las mujeres al trabajo remunerado, el trabajo de niños y ancianos en tiendas departamentales principalmente, y las nuevas tecnologías. Lo que es discutible y antiético es que el Estado haciéndose el hará kiri pierde su papel tutelar cuando traslada al patrón y entidades subcontratadas la supervisión de los derechos humano-laborales, pretendiendo regularlo (al trabajo), como si fuera una mercancía.

Vendernos la mentira de que la Reforma Laboral favorece el crecimiento del empleo y la competitividad, es ocultar la evidencia que son factores del orden económico los que influyen en la creación de empleos, como la inversión y el crecimiento de nuestra economía por encima de la inflación, desde luego.

Afirma don Felipe y ahora también el presidente electo que estas reformas benefician a los trabajadores, cuando es evidente que una subcontratación irregular (no sustentada en leyes, como lo contempla la iniciativa), sin factores de equilibrio dado que desaparece en la práctica la jornada laboral, al permitírsele al patrón una nueva figura de contrato por horas, sujeta a la discrecionalidad del dueño de los instrumentos y medios de producción, es dejar a merced de los lobos al obrero, y peor aún cuando su salario se ha venido depreciando año tras año ante la mirada pasiva del Estado.

Otro de los elementos que festinan los impulsores-defensores de la iniciativa de reforma laboral es que la misma favorece la justicia laboral. Nada más alejado que eso; porque con la propuesta se carga sobre los hombros de los trabajadores la lentitud de los juicios por despido injustificado, quedando de esa forma los obreros en estado de indefensión al verse obligaos aceptar pagos indemnizatorios ridículos, ante el escenario de esperar seis o siete años para tener derecho a recibir, en el mejor de los casos, tan solo UN AÑO DE SALARIOS.

Los términos planteados por la iniciativa legalizan los vicios existentes, convirtiendo el trabajo en mercancía desechable, privada de derechos superiores a los mínimos, e imposibilita ejercer DERECHOS COLECTIVOS QUE PERMITAN NEGOCIAR LAS CONDICIONES DE TRABAJO.

Dos cosas podríamos apuntar tan solo como buenas de la iniciativa de marras: EL VOTO SECRETO para que los obreros puedan elegir a su líderes sindicales, sin presión económica o laboral alguna por parte de los caciques sindicales o de los mismos empresarios que, como ya sabemos, corrompen a los dirigentes para evitar que luchen por el mejoramiento económico de sus agremiados, y la segunda, la RENDICIÓN DE CUENTAS de esos líderes de las cuotas sindicales que le son descontadas a los obreros y que hasta la fecha, tan solo ha permitido para que adefesios como Carlos Romero Deschamps, Elba Esther Gordillo y cientos más vivan como hombres y mujeres multimillonarios, a costa de la miseria y pobreza de aquellos obreros que dicen defender en sus conquistas laborales.

Pero antes de que aplauda usted amable lector estos dos puntos, debo aclararle que el PRI, sus diputados, Senadores y Presidente de la República no permitirán que estos dos puntos se aprueben porque ha sido este partido y su nomenclatura los que han sacado provecho de esos actos de corrupción y enriquecimiento. Recuerde que cuantas veces le preguntaron a Enrique Peña Nieto sobre la vida de jeque que llevaba el líder de los petroleros, que con un salario menor a los 24 mil pesos mensuales posee yates de 13 millones de pesos, residencias de 25 millones, jets ejecutivos y toma vinos cada comida de más de diez mil pesos cada una como el vega Sicilia.

Es el mismo que dijo la semana pasada, ante la tragedia vivida en Reynosa Tamaulipas donde murieron 30 obreros ""que no hay que maximizar el incendio de Pemex"". En pocas palabras, esas vidas no valen nada.

Recuerde usted que este señor ES SENADOR DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL y nunca va a permitir, como todos los demás líderes sindicales corruptos, que les exijan cuentas sus representados.

¿¿O usted cree que el va a votar porque si??

 

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