Dir. Alberto Morales
 
portada fotografia caricatura noticias columnas revista medios videoteca
EN PRIVADO
LA GUITARRA DEL NIÑO OLIVERIO
24/12/2012 16:43:44 - Xalapa, Ver. por Ricardo Ramírez Juárez








A unas horas de que la humanidad festeje una vez más el nacimiento del niño Jesús, me permito obsequiar a mis amables lectores, un texto, donde por supuesto, hay un personaje central y varios actores extras, que al final se conjugan de manera magistral en esta historia que espero sea de su agrado.

Habían pasado varias navidades en esa familia donde solo el estoicismo natural de sus integrantes, les había permitido mantener la alegría, la felicidad y la esperanza, pues los problemas económicos consecutivos habían minado por varios años la suerte de esta familia.

Describiremos el humilde hogar de nuestros personajes. Una pequeña casa cercada con tarros de otate, cubiertos con tierra amarilla revuelto con totomoxtle picado, lo que hacía darle un cierto toque de elegancia a las paredes.

Las puertas y las ventanas elaboradas a filo de machete, rusticas, cuyos tablones originales habían sido extraídos de un viejo cedro que por decenas de años creció en el amplio terreno herencia del abuelo Juvencio y de la abuela Felicitas.

Los brazos del inmenso árbol sirvieron para que el jefe de familia en sus ratos libres armado de su filoso machete fuera dando forma a los voluminosos tablones para hacer una mesa y un trastero, en el área de la vivienda que fue designada para cocina y comedor. El bracero, o estufa de leña, también fue armado con gruesas partes de ese árbol, cuya parte central fue rellenada con tierra amarilla y hoja de totomoxtle picado, para que combinara estéticamente con las paredes del hogar.

En esta morada no había vidrios como en las casas citadinas. Si era verano o tiempo de calor, las puertas de madera se abrían de par en par al igual que las ventanas, si llegaba el invierno o los tiempos de intenso frío puertas y ventanas eran cerradas herméticamente para proteger a los inquilinos de esta vivienda.

Honorio, el jefe de la familia, se ocupaba y se preocupaba por los integrantes de su "prole", no eran pocos y había que sudar para comprar lo necesario, sobre todo cuando uno de sus hijos se presentaba ante su persona con los zapatos deshechos, que al menor intento de caminar se iba desprendiendo por sí mismo en el trayecto de su andar, y que decir cuando los fríos del invierno llegaban, había que comprar chamarras, suéteres y cobijas para todos los hijos y para su esposa.

La compañera que eligió para vivir toda su vida, fue doña Hilaria, mujer indígena de ojos negros como la obsidiana, de escaso conocimiento académico pero de sobrada experiencia en la vida práctica, no por nada había sobrevivido con éxito en su adversa infancia, siempre atenta a las palabras de su esposo y de sus clientes, con quienes intercambiaba la compra venta de productos del campo. Mujer cariñosa, amable y ampliamente generosa y solidaria, aun en el peor escenario de escases.

A la hora de repartir los alimentos a todos los niños y niñas les ponía su parte correspondiente del bistec de res o de puerco, o los escasos camarones que su esposo había capturado en el aun caudaloso arroyo de Santa Águeda. Cuando alguno de sus hijos se percataba que ella no se ponía carne en su plato le interrogaba que porque no se servía su respectiva ración de alimentos igual que todos, con su voz llena de ternura le decía a su pequeño hijo: "De niña comí mucha carne de res", "De niña comí muchos camarones". Fue hasta en nuestra edad adulta que comprendimos que esta hermosa mujer se había sacrificado para que sus hijos comieran a satisfacción mientras ella completaba su ración con alguna salsa y suficientes tortilla que gracias a Dios nunca faltaron en su mesa.

Honorio buscaba todos los días ganar hasta el último peso, lo mismo en su modesta tienda que en los negocios que armaba afuera de esta, vendiendo caballos, burros, borregos, y hasta aves de patio. Y era tanto su afán por incrementar sus ganancias que asociado con un cuñado suyo de nombre Petronilo, un personaje que forjó su fortuna a la sombra del trabajo arduo y tenaz, abrió varias hectáreas de tierra donde combinaba la siembra de maíz, frijol y chile.

Por las tardes, cuando regresaba de sus labores del campo y cuando cerraba su modesta tienda de abarrotes, después de haber cenado acompañado de su familia, se sentaba en un viejo sillón de madera, el único recuerdo de su padre Juvencio que falleció cuando él contaba con escasos dos años de edad, donde empezaba a afinar su guitarra, un instrumento musical que cuidaba en exceso.

Sus dedos repletos de callos se movían rítmicamente, logrando sacar notas musicales para acompañarse él mismo con su voz, una excelente voz que le permitió destacar en diferentes eventos artísticos y sociales, donde pudo traspasar el umbral del simple campesino que a la hora de tener su guitarra en la mano se transformaba en un elocuente artista que lo mismo cantaba viejos boleros cubanos como Un Sueño Guajiro, y otras canciones de su misma autoría.

De los cuatro hijos varones que tuvo este señor, algunos se aburrían escuchando los viejos boleros de su padre y se iban a jugar cada uno con sus amigos, pero uno de sus hijos, el más pequeño, de escasos tres años, miraba no a su padre, sino a los dedos de sus manos que pisaban las cuerdas con suficiente agilidad para sacar las notas musicales perfectas.

Su nombre, Oliverio. Un niño obediente y sumiso. Siempre alejado de los juegos tradicionales de los demás niños.

Oliverio, en vez de jugar con los niños de su edad, al primer descuido de su madre Hilaria, que se la vivía trabajando arduamente lo mismo en la tienda que yendo a dejar la comida a la parcela donde se levantaba la siembra, se acercaba cautelosamente como un gato y con sus pequeñas manos acariciaba las cuerdas de la guitarra, hasta que no faltaba alguien que lo descubría y lo acusaba de haber tocado el preciado instrumento.

Su padre se percató del gusto del pequeño por la guitarra y conforme sus manos fueron creciendo le fue empezando a mostrar las primeras pisadas de la escala musical.

Todas las tardes y todas las noches, el jefe de la familia, Honorio entonaba las canciones que más le gustaban de su amplio repertorio, siempre al lado de su pequeño hijo Oliverio, que ya tenía su banco elaborado con bolotes, la parte interior de los elotes, que amarrados con alambres especiales permitían hacer un trozo de bolotes para ser usado como asiento.

Los días, las semanas y los años transcurrieron vertiginosamente, el trabajo rutinario del señor Honorio era pesado y extenuante. Preparar la tierra, rosar el terreno, arrancar los troncos desde la raíz para dejar listo el terreno para la siembra, levantar la leña de la rosa, armar las tareas de leña para el uso doméstico y hasta para vender, sembrar la semilla de la planta elegida, chile, maíz, o frijol, (los platanares y los naranjales era solo un privilegio para los dueños de la tierra),

toda una aventura de semanas y de meses donde se quedaban las fuerzas y los sueños de aquel hombre y de su prole, principalmente de su esposa doña Hilaria, que nunca emitió una sola palabra de queja o de reclamo por los resultados adversos en cada periodo de cosecha, simplemente se sometía al trabajo rudo de la rutina, descansando las horas que la misma jornada le imponía, levantar la cocina antes de las 10 de la noche para estar lista de nuevo frente al fogón antes de las 6 de la mañana, para preparar un frugal desayuno conformado por una humeante y rebosante cafetera, unos plátanos fritos, machucados o hervidos, y una generosa ración de enchiladas de chiltepín freídas con suficiente cebollina, que eran envueltas en hojas asadas de plátano para conservarlas calientes, acompañadas de una copeteada olla de frijoles.

Y todo ese gran trabajo de preparación de la tierra, de siembra y de cosecha, para el matrimonio se sintetizaba en la comercialización, en la parte final de toda la producción.

De nada había servido todo el trabajo y todo el esfuerzo realizado, tener la casa repleta hasta el tope de mazorcas, de bultos fanegueros atascados de frijol o de haber logrado un chilar cuajado de picante xalapeño, la cuestión se complicaba a la hora de vender el producto, donde unos perniciosos "coyotes" se encargaban de poner el precio final a la carga.

Y es entonces donde este matrimonio volvía a empezar de ceros, como Juan Garabato, el que compraba caro y vendía barato.

Pero mientras esto ocurría en el complejo mundo de los adultos, en el modesto hogar de estos campesinos, un niño con sus ojos vivaces captaba y copiaba todo lo que a su alrededor acontecía.

Descubría por ejemplo que su padre y su madre no se daban tiempo para el descanso, para las lamentaciones y para las frustraciones. Que siempre soñaban "pegarle" a la cosecha y por supuesto al precio, para dar el gran salto económico, comprar algún pedazo de tierra, algunas cabezas de ganado y por supuesto otra parte de esta propiedad disponerla para hacer una gran siembra de naranja o plátano y dejar de vivir bajo la incertidumbre de trabajar en terreno prestado.

Eran y fueron unos profesionales de la perseverancia, del estoicismo, y aunque ellos no lo sabían, en cada uno de sus actos y de sus acciones, eran unos sembradores de fe y de esperanza.

Pero mientras don Honorio todos los días y tardes trabajaba para tratar de dar los mejores frutos de su trabajo a sus ochos hijos, Juvencio, Nora, Sonia, Sandra, Ricardo, María Elena, Oliverio y Marcelo, por las noches, antes de irse a la cama, afinaba su guitarra con excesivo profesionalismo y de su ronco pecho salían las mejores canciones que día a día iba sacando para dispararlas en los eventos sociales de la comunidad a donde era convocado, siempre acompañado de su pequeño alumno, Oliverio.

A los seis años, su hijo Oliverio, que siempre se mantuvo cerca de su persona, empezó a sacar las primeras notas de la guitarra de su padre, sorprendiendo a la familia cuando en una de las primeras posadas de la iglesia del pueblo falló el guitarrista por razones ajenas a su voluntad.

Corría el año de 1972. Oliverio en vísperas de la navidad había cumplido los seis años. Su voz había adquirido cierto toque de persona adulta. En medio de la concurrencia había cierto desconcierto, el guitarrista de siempre, Camilo García Ramírez, no pudo llegar a la gran posada de la comunidad por haberse ido a la ciudad de México a dejar un camión de naranja al mercado de La Merced, y faltaba alguien que acompañara a quienes ya se prepararan para cantar los villancicos, sin la música extraída de las cuerdas de una guitarra, los villancicos simplemente hubieran desmerecido ante el público que esperaba en la parroquia de Santiago Apóstol de esta comunidad.

Fue entonces cuando una pequeña voz pero muy firme interrumpió el bullicio. "Si me permiten la guitarra de la iglesia yo los puedo acompañar...claro que puedo hacerlo..."

Todos buscaron con su mirada al autor de estas palabras y se encontraron con un pequeño personaje ataviado con su ropa dominguera, un pantalón corto de gabardina, una camisa manga larga que brillaba de tantas lavadas, pero excesivamente limpia, almidonada y planchada, atuendo rematado por unos zapatos evidentemente desgastados de color negro pero pulcramente boleados por el mismo personaje.

Algunos lo miraron y lo escucharon con cierta perspicacia, pero algunos vecinos que le habían escuchado hacer sonar la guitarra de su padre, solo sonrieron, como adivinando la sorpresa que se llevarían cada uno de los presentes.

El gran momento esperado por el pequeño Oliverio había llegado. Tomó la guitarra en sus manos, con trabajos la lograba abrazar, pidió una silla de madera para ponérsela en la rodilla como lo hacía su padre cuando empezaba a entonarse y en seguida se arrancó con su instrumento musical.

Tocaba y cantaba a la vez, dirigiendo a los presentes con las cuerdas de la guitarra y con su voz. Ese fue el comienzo de una permanente cercanía con la iglesia y con los coros.

Sentado al frente en cada misa dominical, esperaba la instrucción del sacerdote en turno para empezar a tocar la música religiosa para acompañar las misas y las fiestas especiales de la iglesia.

Su afición por la guitarra fue creciendo de la mano de su gusto por las letras y por los números. Era el niño aplicado de su salón, el que pronunciaba el discurso de la revolución en cada 20 de noviembre, el que le tocaba hablar en las fiestas patrias de la escuela, el que participaba en los concursos escolares de la región en poesía, canto y oratoria.

Fue en uno de esos concursos comunitarios donde logró ganar tres primeros lugares en igual número de contiendas estudiantiles. Los premios ofertados por la supervisión escolar fueron un uniforme completo para quinto y sexto grado de primaria; una máquina de escribir Olivetti y un balón de futbol para cada uno de los ganadores del primer lugar.

Ante la concurrencia integrada por maestros, padres de familia y alumnos, el pequeño Oliverio se adjudicó el primer lugar en el concurso de poesía con su poesía de batalla que por las mañanas ensayaba cuando le tocaba ir a dejar el lonche para el almuerzo a su señor padre: A Gloria, del bardo veracruzano, Salvador Díaz Mirón. Cada frase, cada cuarteta, cada ademan, repetido hasta el cansancio y practicadas mil veces. Pocos o casi nadie podía hacerle frente en un encuentro de poesía.

En el concurso de canto su triunfo fue irrefutable, acompañado de su misma guitarra y de su primo Camilo García Ramírez, quien le hizo el favor de compartir su requinto, canto la célebre canción del orgullo de la raza Totonaca,"Nimbe" y para rematar su jornada se llevó el primer lugar en Matemáticas.

Por esos años en esa comunidad de Adolfo Ruiz Cortines se empezó a gestar un movimiento ciudadano para solicitar una escuela secundaria federal para la comunidad.

Varios padres de familia visionarios, que soñaban con tener un mejor futuro para sus hijos, sentían la necesidad de contar con esta institución para que sus hijos no truncaran sus estudios en el nivel primaria.

Gracias a la intervención de un político que en ese tiempo se movía en las altas esferas de Xalapa se logró conseguir la clave escolar de dicha institución en un corto tiempo.

Una vez autorizado el funcionamiento de la nueva institución, decenas de jóvenes egresados de la escuela primaria "Germán Granda" no tuvieron el pretexto para abandonar sus estudios, entre ellos, el pequeño Oliverio, que en esos tres años logró mantener su liderazgo en las aulas, y en su hogar.

Al lado de sus padres, siguió trabajando arduamente como una máquina, arando la tierra con la yunta, donde el tractor no podía entrar, cerrando los lienzos que las vacas de los campesinos vecinos afectaban, ordeñando cuatro vacas que un vecino suyo le encargaba para ganar unos litros de leche para la prole y unos pesos más. Era el forjamiento de un hombre de bien en toda la extensión de la palabra, mientras el resto de sus hermanos se perdían en temas chabacanos, el joven Oliverio centraba su objetivo para ayudar a sus padres. No había un minuto para extraviar el rumbo ni pretexto para hacerlo.

Cuando terminó la educación secundaria el germen del conocimiento se había apoderado de su pequeño cuerpo.

Como un adulto se trasladó a Poza Rica para pedir informes en el CBTIS 78, donde luego de reunir los requisitos requeridos por la institución educativa presentó su examen de admisión, logrando quedarse en esta escuela.

Cuando le comunicó a su padre la feliz noticia, el campesino, un poco maltratado por las extenuantes labores del campo, se conmovió profundamente y de su viejo ropero sacó su guitarra, su apreciado instrumento que le acompañó la mayor parte de las noches de su vida.

-No tengo dinero para financiarte la preparatoria, pero los pesos que me sobren de los gastos de la casa llegaran a tus manos, te obsequió esta guitarra, un instrumento que estoy seguro sabrás sacarle provecho para ayudarte a materializar tus sueños...

Los problemas empezaron cuando empezó el curso escolar, por el costo diario de los pasajes, la compra de alimentos para aguantar las horas de estudio durante el turno matutino, la adquisición de uniformes y material escolar y el trabajo de su señora madre Hilaria, que debía de levantarse aún más temprano para preparar su lonche de lunes a viernes.

Para ayudarse con los pasajes, en muchas ocasiones los choferes de los autobuses Transportes Papantla que cubrían la ruta Poza Rica-Adolfo Ruiz Cortines, le permitían cantar durante el viaje con su inseparable guitarra. Boleros, corridos, rancheras, eran las canciones que le permitían ganarse unos buenos pesos que no solo servían para su pasaje sino para dejarle una parte de sus ganancias a su madre para los lonches.

Aun con estos pequeños problemas durante el primer semestre de la preparatoria logró obtener las mejores calificaciones de su salón. Su necesidad de mantenerse en esta institución y su afición por la guitarra le hicieron enrolarse en la rondalla estudiantil de esta escuela, donde tuvo la suerte de coincidir con dos hermanos Eduardo y Raymundo Ibáñez, quienes un buen día lo invitaron a practicar con la guitarra en su casa, donde pudo conocer a la madre de estos jóvenes, doña Lilia, una mujer trabajadora de la paraestatal Petróleos Mexicanos.

Desde la primera vez que se conocieron hubo una natural empatía entre la alegre y trabajadora señora doña Lilia y el joven Oliverio, sobre todo cuando le escuchó cantar sus bellas canciones y narrar las una y mil peripecias que había brincado para llegar a la mejor escuela preparatoria de Poza Rica, contándole sus sueños y sus proyectos, quimeras que desde muy niño se había metido en la cabeza y que poco a poco se iban configurando con su trabajo diario.

Las prácticas de guitarra entre los tres amigos, Eduardo, Raymundo y Oliverio se hicieron más continuas.

Las invitaciones a comer y a cenar casi fueron del diario. Hasta que un buen día doña Lilia le hizo una formal invitación al joven Oliverio.

He visto tu forma impecable de conducirte, tu afición por la guitarra, por el estudio y por la iglesia. Creo que Dios me ha puesto en tu camino y siento la necesidad de ofrecerte mi casa, para que te integres a mi familia, a cambio deberás de apoyarme en las labores de la casa al igual que lo hacen mis hijos.

Para Oliverio esta invitación fue un regalo del cielo. Pues en muchas ocasiones había tenido que padecer el hambre y el frío en la terminal de los autobuses de segunda, por haberlo dejado la última corrida para su comunidad, dejando con un mar de preocupaciones a su señora madre.

La feliz noticia la transmitió al otro día a doña Hilaria, su confidente y amiga que siempre le había apoyado en medio del más absoluto hermetismo.

El resto de los tres años de la preparatoria fueron más relajados para Oliverio, para el joven trabajador que desde niño se había forjado en las labores más rudas del campo, chapeando las siembras, piscando maíz, ordeñando vacas en los toriles cercanos al pueblo, trabajando con la yunta desde la madrugada hasta el anochecer, los trabajos de la ciudad se le hacían una simple broma.

Al lado de sus nuevos amigos todo se le hizo más fácil. Presentó el examen de admisión en la Universidad Veracruzana para cursar su carrera de ingeniería en Telecomunicaciones, logrando ingresar a esta universidad los tres grandes amigos.

Ayudando en las labores de la casa de la familia Ibáñez cubría el pago del hospedaje y de la comida y para ganar dinero para sus gastos de la escuela y para la compra de ropa y zapatos subía a los autobuses urbanos a cantar los fines de semana, levantando una buena cantidad de pesos que lo mismo le servía para "ayudarse" que para enviarle a su madre algunos pesos.

Cuando terminó su carrera universitaria de nuevo surgieron los problemas. ¿Qué seguía para un recién egresado de la carrera universitaria? ¿A quién pedir consejos para tomar la determinación más conveniente?

¿Qué pasó en estos días por la mente del joven egresado de la Universidad Veracruzana?, nadie lo sabe, sus sueños de consolidar algún día la economía de sus señores padres le habían atrapado la mente.

Alguien le habló de las bondades de la Universidad de Guanajuato, donde había la oferta de cursar la Maestría en Ingeniería Eléctrica y hacia allá enfocó sus pasos con dinero que había logrado ahorrar de sus ganancias obtenidas en sus cantadas en fiestas y autobuses urbanos de Poza Rica.

Sin conocer a nadie en la nueva ciudad a la que llegó, se instaló en una modesta pensión, se entrevistó con los directivos de la nueva escuela, logrando a las pocas semanas ingresar a la mencionada institución educativa una vez que logró cubrir los requisitos requeridos.

En esa institución le tocó vivir una de sus mejores experiencias de su vida. Antes de culminar la mencionada Maestría en Ingeniería Eléctrica, tuvo la oportunidad de participar en un congreso internacional de Ingeniería Eléctrica en Bulgaria, donde varias universidades mexicanas enviaron a sus estudiantes con mejor promedio, viaje patrocinado por las mismas escuelas y el Gobierno de cada estado.

Oliverio tomó la noticia con gran felicidad, preparó su modesto equipaje, y por supuesto, cargo con su guitarra, su compañera que nunca le había abandonado y quien le había sacado de graves aprietos económicos en diferentes etapas de su formación académica.

No pudo dar la noticia a sus padres, la falta de comunicación telefónica, impidió comunicar este gran acontecimiento.

Traspasó el gran océano a bordo de un colosal avión y se instaló en aquel lejano país ubicado en la parte sur de Europa, donde participó por cuatro semanas en ese congreso internacional académico de su especialidad.

Cuando clausuraron los trabajos del mencionado evento, los profesores y coordinadores pidieron a cada estudiante que hiciera alguna participación, que cantaran alguna canción de su país, que declamaran alguna poesía de su pueblo o que simplemente pronunciaran unas palabras alusivas a su ciudad de origen.

Los chinos, los alemanes, los gringos, los chilenos, los cubanos, los argentinos, los suizos, los franceses, cada uno de ellos hizo su actuación, todos excelentes estudiantes de matemáticas o de física poco pudieron hacer para deleitar a los oyentes.

El micrófono anunció la participación del estudiante mexicano Oliverio Ramírez Juárez, quien subió al estrado acompañado de aquella vieja guitarra que su padre le había obsequiado cuando supo que había pasado el examen de admisión en el CBTIS 78 de Poza Rica, varios años atrás.

Avanzó a paso lento, seguro de que era la ocasión de mostrar a sus fugaces compañeros un talento que había guardado con excesivo hermetismo.

De las cuerdas de su guitarra brotaron mágicamente los acordes de la canción México Lindo y Querido, que hicieron derramar las lágrimas de los concurrentes, cerrando su actuación con la canción de Nimbe, la canción dedicada a las mujeres Totonacas, el origen y el orgullo de su tierra que lo vio nacer, Adolfo Ruiz Cortines, municipio de Papantla, Veracruz.

Cuando terminó con su participación, sus compañeros y maestros le felicitaron de manera abrumadora, había logrado conmover los corazones de decenas de estudiantes de varios países del mundo y maestros de diferentes universidades.

En la navidad de ese año, mientras su padre Honorio, preparaba el árbol de chuchurutan para hacer el nacimiento del niño Jesús, mientras su señora madre preparaba unos sabrosos buñuelos en su modesta cocina, en las puertas talladas a filo de machete del sencillo hogar, de un taxi de la ciudad de Poza Rica, descendió un joven elegantemente ataviado, que en sus manos llevaba una docena de bellas rosas blancas para su señora madre y una guitarra original de Paracho, Michoacán, con su respectiva y elegante funda para su padre y amigo.

La felicidad se apoderó de esta familia, el joven que se había ido desde varios ayeres había regresado con la noticia de haber terminado satisfactoriamente su Maestría en Ingeniería Eléctrica, mostrando con orgullo las fotos de su viaje al lejano país de Bulgaria, y por supuesto el certificado de estudios de nuevo nivel académico.

Esa noche todos los integrantes de esta "prole", festejaron en grande, el ponche navideño se sirvió muchas veces en los vasos de cada uno, la gallina rellena fue compartida en cada uno de los platos, la guitarra que llevó de obsequio fue estrenada por el señor Honorio quien cantó en esa noche de navidad como nunca lo había hecho, su pequeño hijo, su alumno de música y de canto, había logrado su objetivo.

Hoy la suerte de esta familia ha cambiado por completo, hermanos y sobrinos han podido estudiar con menos dificultad, ayudados unos con otros, pero todos inspirados en el ejemplo del brillante ingeniero de nombre Oliverio, quien por aquellos lares se enamoró de una bella mujer de nombre Sandra con quien cursó la Maestría en la Universidad de Guanajuato, con quien ha procreado dos hermosos retoños, Sandra y Miguel Oliverio.

LA SOLIDARIDAD DEL JOVEN

Gracias a su permanente esfuerzo y capacitación ha logrado avanzar en el ámbito laboral, logrando con el fruto de su trabajo ayudar no solo a su familia sino a varios paisanos suyos a través de una Asociación Civil denominada Promotores del Totonacapan, de la cual es donante permanente para todos los eventos realizados por esta A.C.

En esta noche de navidad, en la que debe de prevalecer la solidaridad, la fraternidad y el amor por nuestros seres queridos, me permito obsequiar esta historia de un joven que logró alcanzar una parte de sus objetivos, y traducir el éxito de sus logros económicos en beneficio de sus paisanos de la mano de sus hermanos y de sus primos.

Feliz Navidad a todos nuestros lectores, a los integrantes de la gran empresa Gráfico de Xalapa y por supuesto a nuestro director general, don José Luis Poceros Domínguez, y a sus seres queridos. Gracias a todos y que Dios los bendiga.



Otras Entradas

Otras Entradas

EN PRIVADO

ELIZABETH MORALES GARCÍA, EXDIPUTADA FEDERAL DE XALAPA Y EXALCALDESA DE XALAPA SERÁ DESIGNADA COMISIONADA POLÍTICA NACIONAL DEL PARTIDO REDES SOCIALES PROGRESISTAS

CANDIDATOS A DIPUTADOS FEDERALES DEL PARTIDO TRICOLOR

Los periodistas viejos y los periodistas nuevos se dan vuelo publicando listas de supuestos candidatos a las diputaciones federales.

EN PRIVADO

LEVANTAN AL TESORERO MUNICIPAL DE COATEPEC

EN PRIVADO

POR LA DISMINUCIÓN DE 100 DIPUTADOS FEDERALES Y 32 SENADORES PLURINOMINALES

ROGELIO FRANCO CASTÁN

Hoy comparece ante los medios de comunicación, el exdiputado local perredista Rogelio Franco Castán, en su calidad de coordinador estatal de Nueva Izquierda y candidato a la dirigencia estatal del PRD.

JOSEFINA GAMBOA DEBERÁ SEGUIR SU PROCESO DESDE LA CÁRCEL, ORDENA EL JUEZ DEL DISTRITO

La noche de este martes el Juzgado Sexto de Distrito negó el amparo promovido por la defensa de la señora María Josefina Gamboa Torales ante la justicia federal, por lo que deberá permanecer detenida el resto de su proceso legal.

SANCIONAN A DUARTE POR IR A COMER CON PEÑA

El gobernador Javier Duarte de Ochoa aclaró que el evento al que se refiere la resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) fue de carácter privado con el entonces candidato de la coalición Compromiso por México, Enrique Peña Nieto, por lo cual no hubo convocatoria ni asistencia de medios de comunicación.

ME TOCO BAILAR CON LA MÁS FEA...

La frase es popular, conocido por veracruzanos de todos los estratos sociales, pero como fue una frase externada por el Gobernador Javier Duarte de Ochoa se ha convertido en el tema de moda.

"Autoridad que no se corrompe, se desprestigia"

REBELIÓN EN EL PODER JUDICIAL

CONFERENCIA DE PRENSA DE DELEGADOS FEDERALES ENCABEZADOS POR ALBERTO AMADOR LEAL

Este jueves a las diez de la mañana, el delegado de la Secretaría de Gobernación en Veracruz, Alberto Amador Leal; el delegado del Infonavit, Rogelio Santos Elizondo; el delegado del ISSSTE, Renato Alarcón Guevara; el delegado de FOVISSSTE, Jaime Carlos Tirado Cabal; el delegado de Corett, Hiram Emmanuel Jerezano Pensado, y el delegado de SEDATU, Pedro Yunes Choperena, darán una conferencia de prensa para hablar sobre el "Sector Vivienda".

EN PRIVADO

CONFERENCIA DE PRENSA DEL GOBERNADOR JAVIER DUARTE ESTE LUNES

EN PRIVADO

DEBATE YUNES LINARES-JULEN REMENTERÍA DEL PUERTO…CANCELADO

GUBERNATURA DE DOS AÑOS...

Esta semana el Congreso del Estado se convertirá en la caja de resonancia en cuyos análisis y conclusiones participaran no solo los diputados locales sino otras personalidades que desde ahora ya tienen un bosquejo claro de lo que se planteará y que será aprobado...

EJECUCIONES IMPARABLES

Las noticias sobre acontecimientos trágicos en Veracruz no dejan de fluir.

EN PRIVADO

LOS 400 PUEBLOS...DE NUEVO EN XALAPA