26/01/2014 14:25:10 - Xalapa, Ver. por Helí Herrera Hernández
Sus lineamientos sin embargo, vistos con la mayor objetividad posible acaban con algunos privilegios, pero tienden a fortalecer el bipartidismo en México. Veamos:
1. Desaparecen todos los institutos electorales estatales cuyos integrantes eran designados >en la practica<, por el gobernador en turno, para que ahora sean designados por el Instituto Nacional Electoral. Tal medida liquida el monopolio que tenían los ejecutivos locales sobre dichos organismos y, en consecuencia sobre los procesos electorales locales.
2. liquida también la sobrerrepresentación del Partido Revolucionario Institucional en los Congresos Locales que, como en Veracruz, llego a ser insultante dado que paso del 8 al 16 por ciento y con ello, ese partido controla todas las decisiones trascendentales convirtiendo a los diputados de oposición en figuras testimoniales, para no decirles mirones de palo.
3. Nacionaliza las elecciones en todo el país, es decir, para 2018 todas las elecciones, tanto federales como locales se desarrollarán en una solo fecha, que implica no solo un indudable ahorro económico, sino una tarea organizacional tanto de la autoridad electoral, como de los partidos políticos y la ciudadanía en general que provocaría, no me cabe la menor duda, una fluencia mayor a las urnas por tratarse de una sola elección cada tres años.
Los tres puntos anteriores, de suyo torales en la Reforma político-electoral, liquidarán los monopolios que los gobernadores de los estados, llámense del partido que se trate, mantenían sobre los organismos electorales locales, cuyos miembros eran propuestos por el partido mayoritario y apoyados por los partidos amanuenses que en cada entidad tienen. De esa forma, estos funcionarios tenían el control de las legislaturas que al final dejaron de convertirse en órganos de vigilancia y control de las políticas públicas del gobernador, para ser simple y sencillamente convalidadores no solo del gasto público o de las políticas tributarias, sino de todas las ocurrencias que tuviera el ejecutivo local que como usted sabe, son muchas.
Equilibraría las fuerzas políticas en los Congresos Locales que le darían vida a los debates, al estudio profundo de las iniciativas mandadas por el Gobernador convirtiéndose, ahora si, la Cámara de Diputados, en verdadera casa del pueblo y sus intereses.
Algunos intelectuales afirman que al aumentar el número de consejeros miembros del Instituto Nacional Electoral aumentaría el gasto público, es decir, que se gastará más dinero en los procesos electorales y eso es falso, dado que el ahorro se tendrá a partir de que cada partido político realizará con un solo gasto todas las campañas electorales. Cada tres años se elegirían presidentes municipales, diputados locales y diputados federales, y a los siguientes tres presidentes municipales, diputados locales, federales, senadores, gobernadores y presidente de la república, que implica, indiscutiblemente un gran ahorro a las deterioradas finanzas públicas nacionales.
Pero también la misma tiene aspectos totalmente negativos dado promueve la desaparición del pluripartidismo en México, copiando el sistema electoral norteamericano que apunta a que solo existan dos partido políticos nacionales, ambos representantes de los intereses de la clase adinerada.
Allá funcionan el partido demócrata y el partido republicano y los dos, defienden a los grupos empoderados del dinero. Acá tal tarea la cumplen a la perfección el Partido Revolucionario Institucional y el Partido (de) Acción Nacional que son no solo voceros, sino abogados de los grandes capitales y explore en el actuar de estos, si no.
Tomando en consideración los resultados electorales de la pasada campaña presidencial de 2012, si sumamos los votos obtenidos por el PRI: 16 millones cinco mil trecientos veintiséis; los del PAN: doce millones cuatrocientos setenta y tres mil ciento seis, arrojan un total de 28 millones 478 mil 432 mil votos, para un 58% de la votación total, lo que le asegura a la burguesía nacional y extranjera la permanencia del status quo, al menos de forma legal y/o constitucional.
Si a esos número y porcentajes le suma usted los votos de los partidos paleros del PRI, como el partido Verde: dos millones setecientos veintidós mil setenta y dos votos, más los de Nueva Alianza: un millón ciento veintinueve mil ciento ocho votos, pues entonces el poder de la clase adinerada en México sube a 32 millones 329 mil 612 votos, y un porcentaje total de 65.84% de la votación nacional.
En cambio, los partidos socialdemócratas y de izquierda, con estos resultados y con las mismas reglas, nada pueden hacer electoral y constitucionalmente para arrebatarles de manera legal el poder público. El PRD con 10 millones 933 mil 302 votos, el Partido del Trabajo con dos millones quinientos veintidós mil novecientos veintisiete votos y Movimiento Ciudadano con dos millones setenta y ocho mil ochocientos ochenta y ocho votos apenas totalizarían 15 millones 535 mil 117 votos, para un porcentaje sumatorio del 31.63%,. Dado que el pRD tiene el 22.27%, el PT el 5.54% y Movimiento Ciudadano 4.23%
Si a todo esto le suma la descomposición que el principal partido de izquierda en México, el PRD enfrenta, con la salida de uno de los dos máximos líderes que ha tenido >Andrés Manuel López Obrador<, y el nuevo partido que formo (MORENA), pues el reto de triunfar sobre el PRI y el PAN se vuelve más difícil por la fragmentación que va a ocurrir con el voto de ese sector de la sociedad que simpatiza con todos ellos. Esa es una realidad inobjetable.
El que el PRI y el PAN se hayan puesto de acuerdo para aumentar a 3% el porcentaje mínimo para mantenerse como partido político se traduce en un verdadero trabuco para la mayoría de éstos. Para MORENA porque de acuerdo con la ley electoral tiene que participar solo en el proceso electoral de 2015, es decir, que esta impedido por la ley para ir aliado; para el PRD, inclusive, por los enfrentamientos que entre dirigentes y grupos sociales les trajo la estancia en el Pacto por México que esta provocando fuga de éstos a otros partidos, y porque no se descarta que Marcelo Ebrard pudiera salir como candidato a diputado federal pero no por ese partido, lo que provocaría decenas de miles de simpatizantes del partido del sol azteca; y para el Partido del Trabajo y para Movimiento Ciudadano por si no se ligan sus dirigentes nacionales, estatales y municipales a los movimientos sociales inconformes con la Reforma Educativa, la Energética y la financiera, en el pecado estarán llevando la penitencia.
Ese es el reto y no es menor, en ambos partidos observamos un alejamiento de sus líderes con los maestros disidentes, con los petroleros que están siendo ya despedidos, con los profesionistas, amas de casa, estudiantes, pequeños y medianos comerciantes que sufren ya los embates de las políticas públicas decretadas por el Peñismo-panismo. Se han dedicado solo hacer declaraciones pero éstas de nada sirven si sus dirigentes no se mezclan en las marchas, en las tomas de instalaciones, en la toma de puentes internacionales y carreteras. En pocas palabras, en el movimiento insurrecto.
O dejan las ruedas de prensa y se involucran en los problemas que la sociedad tiene, o el 2015 será la sepultura de varios de ellos.
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